En noviembre pasado mi amiga Eleana Villanueva partió, víctima de una leucemia incurable. En cada aniversario de la independencia del Perú ella y su esposo Julio abrían las puertas de su acogedor hogar a los muchos amigos peruanos y latinoamericanos que viven en Washington. La tradición pervive. Reproduzco el encabezado de la invitación que Julio ha cursado: "A los siete meses de tu partida seguimos escuchándote sin que nos hables, Entendiéndote sin que nos expliques, viéndote sin que nos mires, y recordando tus palabras: 'Cuando yo no esté con ustedes, recuérdenme con alegría.'"